Entrevista en una de nuestras plantaciones experimentales
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Motivado por el crecimiento de la superficie ocupada por el cultivo de pistacho en España (a día de hoy se cultivan aproximadamente 25.000 hectáreas) y por la cada vez más alta demanda mundial de frutos secos, Álvaro, abogado de profesión y natural de Madrid, empezó con el proyecto en una finca familiar de 10 hectáreas. A lo largo de estos años ha ido ampliando las parcelas cultivadas con esta especie arbórea hasta llegar a las 24 hectáreas que gestiona en la actualidad, con una plantación de más de 5.800 árboles/ha. Todo ello gracias a la ayuda de su familia que ha decidido, como él, apostar por este cultivo. Su finca, ubicada en la carretera de Aranjuez a Colmenar de Oreja, le ha servido para experimentar en torno a este cultivo alternativo con elevado interés económico en muchas zonas del interior de España.
El pistacho es un fruto que requiere acumular muchas horas frío en invierno y también necesita muchas horas de calor en verano, por eso no todas las zonas son aptas para su el cultivo. Según algunos mapas de idoneidad climática para el cultivo del pistacho, realizados por organismos de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, en relación con resultados obtenidos a partir de la información climática suministrada por el Sistema de Información Agroclimática para el Regadío (SIAR) y de la información cedida por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), se comprueba que la zona del sureste de la Comunidad de Madrid tiene unos parámetros óptimos para su cultivo.
El pistachero es un árbol originario de zonas desérticas y salinas, capaz de sobrevivir en condiciones ambientales muy adversas y a la vez dar buenas producciones si se dispone de las cantidades suficientes de agua y nutrientes. Por su origen es un árbol que necesita veranos largos, calurosos, sin precipitaciones, con humedad ambiental muy baja e inviernos moderadamente fríos con temperaturas medias en torno a los 4ºC.
Un ejemplo en la técnica de injerto
La tasa de prendimiento de los injertos en campo es baja y solo puede hacerse en los meses de julio, agosto y parte de septiembre, cuando la planta ha adquirido suficiente diámetro. Álvaro empezó injertando su propia plantación y realizando pequeños encargos a otros productores. El año pasado llego a realizar alrededor de 60.000 injertos y este año espera alcanzar los 90.000 árboles durante la campaña de verano.
“Hace dos años un productor vio como injertaba una plantación (hice hasta 10.000 injertos), de la que obtuve un acierto del 95% –algo que en pistacho es muy complicado debido a la dificultad que presenta la fase de prendimiento–, y quiso que lo hiciera igual en su finca. ¿El secreto? Ponerle mucho mimo y cariño, aparte de la técnica y las herramientas adecuadas”, destaca Álvaro, describiendo cómo empezó a tener éxito en el mundo del pistacho y por qué se especializó en la práctica del injerto.
En este momento, Álvaro está muy ilusionado con una plantación de 12 hectáreas, de menos de un año, injertada en campo y que ha tenido un prendimiento de 97% – 98%. En ella ha hecho una selección del pie que mejor se comportaba, con el objetivo de que inicie su producción en tres años y pueda obtener un rendimiento medio en su edad adulta de 1.500 kg/ha de pistacho seco. Por otro lado, también tiene como objetivo realizar plantaciones de cultivos y ya tiene pensado integrar una plantación de 7 hectáreas de almendro superintensivo en octubre, en la que plantará 1.800 árboles/ha.
Lógicamente, los problemas agronómicos han sido muchos desde su inicio pero Álvaro, que no llega a la treintena de edad, afirma que gracias a su empeño personal y a su continua formación a lo largo de estos años, ha conseguido posicionarse dentro del sector, con muchas plantaciones a sus espaldas y con una elevada tasa de éxito de prendimiento del injerto en campo. “He realizado muchos cursos de formación sobre el cultivo del pistacho pero donde más se aprende es yendo a fincas de clientes y practicando después en mi plantación. Aunque creo que la clave es ser exigente con uno mismo y trabajar con mucho cuidado y dedicación”, destaca Álvaro.
El joven emprendedor, que se caracteriza por ser una persona dinámica e innovadora, forma parte del Grupo Operativo Veramadrid, dedicado al desarrollo de una estrategia de implantación de este cultivo alternativo, rentable y respetuoso con el medio ambiente, que mejore la producción y calidad de las plantaciones. Además, está inmerso en varios proyectos de investigación que favorecerán las condiciones del cultivo y una mayor calidad del producto.
Tanto para los servicios que ofrece de plantación, poda, injerto o asesoramiento en fertirrigación, como para su propia explotación, Álvaro utiliza maquinaria más innovadora. En el caso de las plantaciones son realizadas con una plantadora automática con precisión GPS, que garantiza la máxima eficacia y seguridad.
En términos de experimentación de los portainjertos utilizados en sus plantaciones destaca el híbrido UCB1 que está considerado como el portainjerto más vigoroso y productivo de todos los patrones de pistachero, y el portainjerto autóctono cornicabra (Pistacia terebinthus L.). Las variedades con las que trabaja en su propia explotación son Kerman/Peter, Sirora/C Especial y Larnaka/Guerrero.
A la hora de transformar su cultivo a ecológico, son numerosas las certificaciones existentes en el mercado y la tendencia de los productores es estar en convencional hasta que al tercer o cuarto año se cambian al ecológico en sus diferentes vertientes.
El pistachero
El pistachero es un árbol que de momento no tiene muchos problemas de plagas, aun así tiene algunas como el Clytra longimana y hay que estar pendiente de la plantación por si hubiese que aplicar algún insecticida, comenta Álvaro. Además, explica que la cubierta vegetales muy útil para el control biológico de plagas, ya que actúa de reservorio de fauna auxiliar, y puede que en próximas plantaciones la mantenga en las calles de cultivo.
La recolección se puede hacer tanto manual como mecanizada, como en el almendro, y se puede cosechar con un vibrador con paraguas, lo que reduce en gran manera la necesidad de mano de obra en la recolección.
En cuanto a dotación de riego no es un cultivo muy exigente, sobre todo, si lo comparamos con el almendro en regadío. Álvaro considera que es suficiente la aportación de 1.200 m3/ha mediante un sistema de riego por goteo en plantaciones adultas, pero, destaca, que puede aumentar hasta 4.000 m3/ha cubriendo todas las necesidades. También explica que es el fruto que mejor rendimiento obtiene con la aportación de agua, es decir, si le aportas un 50% de sus necesidades hídricas, el árbol tiene un 50% más de producción. Además, a través de fertirrigación aporta los nutrientes necesarios ya que, según confirma, el suelo de esta zona es un suelo bastante pobre.
Álvaro reconoce que el coste de la inversión ha sido muy grande y espera obtener rentabilidad a medio plazo. Según su experiencia, los costes más importantes para la producción en su finca son la planta y los materiales de riego. En relación a los servicios que ofrece a otros clientes, destaca que el más alto es la mano de obra.